Un año más…

Imagen de www_slon_pics en Pixabay


Termino el año de mala manera, aunque siempre podría ser peor. Mi cerebro está cansado, el pensamiento se ralentiza y el cuerpo ya no quiere acción. Pasará, es cuestión de tiempo (todo pasa, siempre pasa). Mientras tanto, los días se suceden con mayor, menor o nula actividad. Huyo de todo lo que huela a obligación, trabajo o compromiso. Solo quiero estar, pero nada más. Es difícil de asumir para los que me rodean y es más difícil aún de comprender ni tampoco yo lo sé explicar. Sucede, sin más. Estoy bloqueado, el bloqueo me asusta y me bloqueo más. La vergüenza degenera en culpa y la culpa que me genera el «debería» me provoca ansiedad, la ansiedad me inmoviliza. Es un círculo vicioso. He solicitado ayuda. Ahora, a esperar que voltee la última hoja del calendario para poder exclamar: ¡un año más! (o un año menos, según se mire). Borrón y cuenta nueva. ¿Te lo has creído? Seguro que no, pero suena bien. Mientras, me seguiré sintiendo un cero a la izquierda hasta que se invierta el orden de los factores. ¿La vida sabe de matemáticas? Probablemente, tanto como yo de mí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario