En dos palabras: EDC

maczter from Austin, TX, United States, CC BY 2.0 via Wikimedia Commons


Aunque pueda parecer un troleo a lo Jesulín, os aseguro que no estoy vacilando. EDC es el acrónimo de dos términos ingleses: EveryDay Carry, que viene a significar algo así como lo que llevas a diario. Existe toda una subcultura en internet acerca de esto —cómo no, originaria de Estados Unidos— y a la que yo he acabado por sucumbir.

El EDC sería todo aquello sin lo que no podrías salir de casa. Me atrevería a decir que todos portamos móvil, cartera (o similar) y llaves, incluso, si me apuras, también reloj. Esto vendría a ser un EDC elemental. A partir de aquí, cada cual elabora el suyo a medida de sus necesidades o de su profesión, pero también de acuerdo a sus aficiones, gustos o preferencias.

A poco que busquéis en Google vais a poder comprobar que en este mundillo hay de todo y que también existe mucho postureo, aunque en la península —en general— la fiebre del EDC no ha llegado a los límites que sí se dan en otros países desarrollados y en los que, en ocasiones, se roza el absurdo.

Al respecto, me gustaría hacer una puntualización. A mi entender, habría que diferenciar lo que es un kit de supervivencia (aunque sea de supervivencia urbana) de lo que debería entenderse por EDC (urbano o para entornos no urbanos) porque ¿quién usa en la ciudad un mini kit de pesca? Y, sin embargo, hay quienes creen que realmente es necesario llevar uno encima. No lo critico, cada uno tiene sus aficiones, pero creo (y es mi opinión personal) que son conceptos distintos.

A los elementos básicos (móvil, cartera y llaves), los teóricos del EDC que pueblan la red dicen que deberíamos añadir un filo (navaja, cuchillo o similar). Este es un aspecto controvertido porque en nuestro país puede tener repercusiones legales no deseadas, como puedes leer en este otro post.

Por último, un EDC no es algo definitivo, sino que se adapta a nuestras necesidades o gustos cambiantes. Siempre mejorable, la filosofía del EDC es poder hacer frente a cualquier situación diaria (prevista o no) con los recursos estrictamente necesarios a nuestra disposición, ni más ni menos.

Sin embargo, el encanto del EDC reside precisamente en su condición de producto inacabado al que continuamente le damos forma. En este sentido, los míos no son una excepción, como vas a poder comprobar en las siguientes publicaciones.


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